Dejaba atrás lágrimas en la boca del estómago, y despedidas de seda olor algún día.
Esperaba en la fila para pasar el control de seguridad, despojándome de abrigo, bufanda, dos maletas de mano con el peso de cinco y, para mi ya cansada sorpresa para las leyes norteamericanas, los zapatos. No contentos con medio desnuar al pasajero, te hacen quitarte los zapatos. Me di cuenta de ello cuando vi a un hombre dos puestos delante de mí, quitarse unas botas de cowboy y colocarlas en una bandeja de plástico. "¿También hay que quitarse los zapatos?" pregunté. Un metro noventa de ojos verdes y manos de pianista se dieron la vuelta. "No hace falta si no quieress, ssegún han dicho". Acento de Europa del este. Me mira desde arriba. "¿De dónde eress?" Contesto y correspondo a la pregunta "De Hungría". Un portátil y una maleta de mano. "Yo no voy a quitármeloss". Se refiere a los zapatos. Sin embargo el guarda de seguridad le pidió que lo hiciera después de pasar el control. Yo lo hice antes de cruzarlo. Ví a "ojoss verdess" sentado en una silla, sin zapatos y estirando unos calcetines blancos, mientras pasaban un detector de metales entre los dedos.
Tardé diez minutos en colocar mis cosas en su sitio. Cuando pasó a mi lado le pregunté si había habio algún problema. "No, pero ssi dicen que no hace falta, no ssé por qué me obligan luego". En dos zancadas está a cuatro metros.
Me guío hasta una sala donde coges un autobús hasta las puertas de embarque de tu vuelo. Está frente a las pantallas con las llegadas y salidas. El azul del fondo se refleja en sus gafas. Sonríe y se acerca mientras coloco bien mi mochila y busco el reloj. "¿También vas a la zona de embarque D?" Asiento... y comenzamos a hablar. Entramos en el autobús, nos sentamos y nos bombardeamos a preguntas. Él se equivoca por unos muchos años en mi edad, yo me aproximo por dos años. Treinta añoss; ssiete viviendo en USA, un par de Chicago, otross tantoss en Bosston, donde tiene cassa; conssiguió una beca y por esso sse vino; ssoltero, a penass ha vissto a su familia dessde que llegó; le gussta leer por las nochess y evita la comida americana; si tiene tiempo, cocina él missmo; es professor de Económicass en la Universsidad dessde hace algunoss añoss; va a Nueva York a unass charlass a lass que ha ssido invitado... "Si hubieras dicho que eres modelo te habría creido" Me mira intrigado, lo he dicho en español =) "Tú ingléss ess muy bueno" Correspondo al cumplido y explico la razón. "Sseguro que hay alguien esspecial para que lo aprendierass tan bien". Me mira de reojo. Pienso en el motivo por el que aprendo idiomas... dista y se acerca mucho, pero no sé por qué me ven cara de compromiso. "No. Lo único especial es en lo que me pueda servir para el futuro".
El trayecto se acaba. Llegamos a un pasillo y luego a una entrada donde hay gente con maletas, cafés, corriendo, sentada... Se torna en dos el camino, me toca ir hacia la derecha y a él a la izquierda. "Ha ssido un placer conocerte, esspero que te vaya bien en tuss proyectoss" Le deseo lo mejor para el futuro y la vida. También que se lo pase bien en Nueva York. Nos damos la mano y giramos hacia nuestro destino. Podría haber hecho la locura del viaje, correr en su dirección, darle un abrazo (si a eso se le llama locura) e irme sin mirar atrás, pues me parecía conocerle desde hace mucho. Pienso en la media hora que hemos estado hablando, casi todo el tiempo mirándonos a los ojos, como si de veras nos conociéramos de antes; pienso en las casualidades de la vida, que me ha tenido entretenida por este hombre durante treinta minutos y hace que siga pensando en él con curiosidad. .Siento unos toques en la espalda y una mano en el hombro. "Ojoss verdess" respira un poco agitado, como si hubiera dado una carrera. Me mira de nuevo, sonríe y me da un beso en la mejilla. A un par de centímetros susurra "Esstoy seguro de que noss hemoss conocido antess... en otra vida. Esspero volver a coincidir en essta, máss de treinta minutoss". Sonríe y se aleja...
...y no le pregunté su nombre.
5 comentarios:
deberías haberselo preguntado... y quizá una dirección de mail o algo... sin duda...
Casualmente hoy vi una peli que hablaba de eso, de desconocidos... "Closer" creo que se llamaba...
Ya puse algo referente a todo esto en mi blog algunos días atrás... me resulta curioso... conocemos a alguien sin realmente conocerlo...
bienvenida a casa... gracias por las palabras, por el sonido de tu voz...
p.d: melchor me dijo que el micro te lo dejaba en tu casa =)
oooooh......
Yo te recomiendo una peli más antigua, de eric rohmer: Cuento de invierno. Te va a encantar! Va sobre las ausencias y las despedidas.
Preciosa historia la que escribiste!
Los aeropuertos tienen algo especial, yo suelo encontrarme siempre que viajo a personas conocidas, o coincido varias veces con las mismas personas en vuelos distintos...es extraño, hay pocos lugares dónde crucen tantas vidas...
A veces son experiencias tristes, a veces sorprendentes, otras alegres...pero casi siempre intensas.
Un beso ;)
"Ojoss verdess" puede que haya escrito también un post sobre "chica de aeropuerto".
Me encanta el ambiente de los aeropuertos. La mezcla, la diversidad.
Yo no creo que se pueda conocer a alguien de otra vida, pero sí que hay gente que bastan unos minutos para saber que te gustaría conocerle bien en esta.
=) No me debes nada, un día nos vamos de cachondeo con la gente y me invitas a una copa =P
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