Ser domingo es ser feliz resaca, el pesaroso sueño de la mañana que se hace madrugada. Sentir el agradable cosquilleo del cansancio acumulado, del estrés postraumático y adictivo que se mueve en mis venas (nunca me gustó la horchata).
Ser domingo es levantarme del sofá para acostarme en la cama y apagar las luces y las brisas hasta que la tarde caiga y mis músculos se estremezcan por la inactividad. Son ojos mancillados de descanso que buscan redención en tu sabiduría canalla y en lo que no me dices (ni te digo), y me invitas a té después de la lluvia.
Ser domingo es levantarme del sofá para acostarme en la cama y apagar las luces y las brisas hasta que la tarde caiga y mis músculos se estremezcan por la inactividad. Son ojos mancillados de descanso que buscan redención en tu sabiduría canalla y en lo que no me dices (ni te digo), y me invitas a té después de la lluvia.
Voy a buscar más café y vida, que me despierten de este dulce letargo.
9 comentarios:
Ser Domingo es trabajar. Llorar. Fútbol que te salpica. No culminar el concierto de anoche. No cantar 'La tierra prometida' en directo. Es lo que tiene.
Un (b)eso para la sabiduría canalla...
Siempre me gustó la palabra "canalla". No sé porqué exactamente.
Domingos de Waits en pijama que ya no tengo...
Ahora son domingos de carreras persiguiendo a quien yo te dije, para que no se caiga y se haga daño.
Besos
Dulce letargo.... perfecta definición de un ser de domingo.
Yo soy domingo.
Nos leemos.
Sólo un intervalo en el café para hacer una apostilla. Para despedirme mientras me suicido.
Un beso sin paréntesis. Ánimo en esa redención...
Y a mi que los domingos me siguen pesando demasiado en las costillas y el ánimo... Será que me indigestan las semanas, y al final, no digiero sus finales.
Un abrazo
Y que me digan que puedo o no hacer, ja. Lo siento, voy buscando la vida.
esta bien definido, aunq llamame raro nunca he tenido resaca, sera porque no he bebido...
los domingos estan para disfrutarlos y descansar
como dijo alguien para aprovechar la mitad del tiempo hay que perder la otra mitad
alguien debería escribir una novela entera dedicada a los domingos...
un abrazo!
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