Una avispa se golpea en mi ventana, y el cristal suena a cota de malla de hierro, como queriendo protegerme. Hay más negro que amarillo en su batalla, y casi veo el aguijón entre sus patas. Pienso en un veneno que colapse mis arterias, alérgicas a defenderse. Y sé que eres tú el que zarandea, dando tumbos tras el cristal, amenazando esta quietud, este futuro. La primavera lacerante da paso a un verano herido y lleno de insectos. No te deseo nada. Me centro en el anhelo de mudanza, un echodemenosParís cada vez más constante.
Un quierovolveraNuevaYork que me aleje de su indiferencia.
Y andarsolaporesascallesextranjeras.
Cámara en mano.
Espantando insectos.
Sin recordarnos.
Y envenenada.
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8 comentarios:
Sí, pero me temo que envenenadita de amor....
No??
Besos andantes
Vaya O_o
Cuando lo escribí no sonaba así, Dani.
Pero es curioso, ahora que lo mencionas, puede leerse de distintas formas...
Me he aterrorizado ya con la primera frase, ese sonido golpeando el cristal... Es que odio las avispas, qué le voy a hacer. Un abrazo
^^ Haha! El cuatro venezolano es un instrumento musical de cuatro cuerdas, de ahí el nombre. Me he propuesto aprender a tocarlo! =)
P.S.: -Y sé que eres tú el que zarandea, dando tumbos tras el cristal, amenazando esta quietud, este futuro...- Uff, no han fallado esas líneas!
añado mentalmente el sonido incesante de un insecto que trata sin éxito colarse entre tus 4paredes, el resultado es tan gris como la imagen.
Espero que logres espantarlo y seguir tu camino cámara en mano.
Besos grandes
De la mayoría de insectos es más molesto el ruido persistente en la memoria que el veneno que puedan inocularte... y aún menos cuando has crado ya anticuerpos.
besos
He sentido un tiempo de nada. Eres experta en creear sensaciones: mezclando imágenes y palabras.
Un beso
las avispas están bien del lado de allá del cristal, aquí y en cualquier ciudad!
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