La audición

Bailar, hasta cierto viaje que hice a Edimburgo, no se me había pasado por la cabeza como medio de distracción. Un pato se movía mejor que yo con tacones. Sin embargo, por esa curiosidad que entra y el afán de probar cosas nuevas, me ví apuntada en clases de salsa y bailes latinos, a ver si salía viva. Ese es el comienzo del post. Lo imposible, cuanto más dificil, más lo quieres.
Puedo decir que al menos ahora estoy a la altura del pato para desplumarlo y asarlo, si bien con muchos errores y sin dejarme llevar por otros; en realidad, de vez en cuando, aún sin dejarme llevar como tendría que ser.

El domingo pasado asistí a una clase especial para saber cómo coger mejor el ritmo y aprender otro estilo de salsa. Bueno... esa no es la cuestión. La historia, es que después de esa clase había una audición para entrar en una compañia de bailarines. De eso me enteré 10 minutos antes de que empezara y cuando ya le había dicho al profesor que me quedaría. Si bien mi Inglés es bueno, no siempre entiendo todo y yo creía que era otra clase más. Divertida y algo curiosa, me animé a hacer la prueba. Una cámara grababa todo lo que hacíamos. Más relajada que el resto, sabiendo que mi estilo es diferente y no concuerda con sus pasos y que no me iba un trabajo en ello, di botes cuando me lo dijeron, y bailé los pasos que me marcaban. ¿Mi impresión al salir? No había acertado ni en el ritmo, di vueltas de menos, me inventé pasos, sólo conseguí media coreografía y sin hacerla como me indicaban... Pero fueron dos horas de baile y me reí mucho de mi torpeza. Hubo un momento en el que hice todo lo que me marcaban sin error y eso me pareció bastante viendo el nivel que exigían. "En una semana tendréis los resultados".

Hoy ha sido la última clase del curso de salsa al que me apunté. Llegué antes y me puse a practicar con unos de los compañeros algunos pasos. En eso que siento una mirada clavada en mi nuca. Me paro, y veo al profesor haciendome señas para que me acerque. Lo que más me sorprende es que se acuerde de mi nombre.
" Ayer estuve viendo el vídeo de la audición, y lo hiciste muy bien" (Me está tomando el pelo) "Hay pocas chicas en el grupo y me encantaría que te unieras, hiciste muy buen trabajo" (Lo dice por cortesía) "Los entrenamientos son los martes y jueves, a las 10 de la noche, si hace falta, te recojo y te llevo" (Vale, esto no es una broma...
...Y por un momento me ví, dedicando mi vida al baile, a mejorar y depurar mi estilo, viajando por todos los EEUU y recorriendo mundo. Podría seguir de babysiter, sé que no habría problema con eso, incluso tampoco con el alojamiento... Estaría trabajando con uno de los grupos de bailarines mejor preparados que he visto, con un profesor de 20 años de experiencia, y...
Y ahí queda todo. Mis pies, aunque saben volar al bailar, están bien puestos en el suelo. Ese es el sueño americano. Ahí está la clave. La oportunidad. Podría cogerla, y ver qué pasa.
Pero es el sueño americano. No el mío.
"Es muy amale, Mr. Givens, de veras me gustaría. Pero me voy en dos semanas"
"Oh, sí... ¿a dónde?"
"A casa"
"Entiendo... ¿y no regresas?"
"No lo sé, quizá algún día"
Me mira como diciendo: ¿estás segura?
"Muchas gracias, Mr.Givens, ha sido muy amable"


No me van a creer cuando lo cuente.