De todo

Iba andando con un par de lienzos bajo un brazo y la cámara dentro de su bolsa bajo el otro. Añade calor de Junio recién llegado, una cuesta sin sombra y una de esas obras interminables. A mi derecha la carretera, madres que van a recoger a sus hijos. A la izquiera la obra. Esquivo algunos montículos y acelero para no tener que cruzar justo en medio de una camada de machosudorosos-quemadosatrozos-hambrientosdedosdelatarde (albañiles) e ir por detrás de una furgoneta que además de resguardo, da algo de sombra. Se acaba la furgoneta, una ráfaga de viento empieza a levantar arena, los lienzos hacen de velamen hacia atrás empujando, yo tiro más y evito a pata coja un bachedeveintecentímetros que me hace dar la vuelta sobre un eje que ignoraba tenía. Escucho risas. El pañuelo del pelo anda ya cintura abajo y los rizos (un día los voy a cortarlos - pienso) me tapan la visión de mis cuadros. En esas que, de no se sabe donde, una sombrilla viene volando hacia a mi (¿¿una sombrilla??) y en un plis plas, con los lienzos levantados a un lado, a pata coja y el pelo enredándose con la bolsa de la cámara, algo me tira contra un montón de arena. Me encuentro cogida a unos músculos como un armario y a una tableta de chocolate por abdomen.

- Meno´ ma´qu´estaba aquí pa´ zarvarla, morena. El impacto del acento es tal, que no razono y sólo atino a decir: - Las cámaras.

- Zon múzculo´, zeñorita. Y e´ta apretándolo usté tela. Tengo los pelos alborotados y un par de rizos en el ojo. - Voy a cortarlos - digo con rabia.- Zi, de tanto apretá. ¡Chiquilla! Que parece que no la zarbao. - Ohmpffff... Gracias. Para colmo, escucho a una madre: "Qué poca vergüenza, aquí en medio...". Y entre las risas de sus compañeros me ayuda a levantarme, me da los lienzos mientras me recompongo del impacto. También cobro la compostura ante el armario de metro noventa y sonrisa inocente de pueblo. Tras asegurarse que iba bien, calla a la tropa y regresa a su trabajo. Un poco más arriba, antes de perderlo de vista, saco la cámara, sacudo la arena que me queda entre los dedos, y tomo una foto del momento.

Hay de todo en este mundo.